Dominando la Técnica de Canalización Venosa: Proporcionando Cuidado Preciso y Cómodo

La canalización venosa, también conocida como acceso intravenoso, es una habilidad esencial en la atención médica que permite administrar medicamentos, líquidos y tratamientos directamente en el sistema circulatorio de un paciente. Dominar esta técnica es crucial para brindar un cuidado preciso y cómodo. En este artículo, exploraremos la mejor técnica para canalizar a un paciente de manera efectiva y segura.

Preparación y Consideraciones Iniciales

  1. Higiene de Manos: Antes de iniciar el procedimiento, asegúrate de lavarte las manos de manera adecuada y usar guantes estériles. La higiene es fundamental para prevenir la propagación de infecciones.
  2. Selecciona el Sitio Adecuado: Elige cuidadosamente el sitio de canalización. Busca una vena visible y palpable, preferiblemente en el dorso de la mano, el antebrazo o el brazo. Considera la condición del paciente y la naturaleza del tratamiento.

Pasos para la Canalización Venosa

  1. Preparación del Equipo:
    • Reúne los suministros necesarios, como una aguja intravenosa, un catéter, una jeringa, alcohol y apósitos adhesivos estériles.
    • Inspecciona el equipo para asegurarte de que esté en buen estado y no haya fugas.
  2. Posición del Paciente:
    • Coloca al paciente en una posición cómoda y asegúrate de que el brazo esté apoyado en una superficie estable.
    • Puedes elevar el brazo ligeramente para facilitar la dilatación de las venas.
  3. Preparación del Sitio:
    • Limpia el sitio de canalización con una gasa empapada en alcohol para desinfectar y eliminar gérmenes.
    • Deja que el alcohol se seque antes de proceder.
  4. Canalización:
    • Sujeta la aguja intravenosa con una técnica estéril y colócala en un ángulo de 15-30 grados con la piel.
    • Cuando observes el retorno de sangre en la aguja, avanza suavemente el catéter hacia la vena.
  5. Retirada de la Aguja:
    • Una vez que el catéter esté en la vena, retira suavemente la aguja intravenosa mientras mantienes el catéter en su lugar.
  6. Fijación y Conexión:
    • Fija el catéter en su lugar con un apósito adhesivo estéril.
    • Conecta la jeringa o el equipo de infusión al catéter y comienza a administrar el tratamiento.
  7. Vigilancia y Cuidado Continuo:
    • Monitorea la vía intravenosa regularmente para asegurarte de que esté funcionando correctamente y que no haya signos de infiltración o complicaciones.

Consejos Adicionales

  • Comunicación con el Paciente: Siempre informa al paciente sobre el procedimiento y asegúrate de que estén cómodos y tranquilos.
  • Técnica Aseptica: Mantén una técnica aséptica en cada paso para prevenir infecciones.
  • Formación Continua: La práctica y la formación constante son esenciales para perfeccionar la técnica de canalización.

Conclusión

La canalización venosa es una habilidad fundamental en el campo de la atención médica. Al dominar esta técnica, los profesionales de la salud pueden brindar un cuidado seguro y efectivo a los pacientes que requieren tratamientos intravenosos. La preparación adecuada, la higiene rigurosa y la atención constante son pilares clave para llevar a cabo una canalización venosa exitosa. Recordando la importancia de la comunicación y el bienestar del paciente, los profesionales de la salud pueden realizar este procedimiento con confianza y habilidad.

Explorando los Diversos Tipos de Tubos para la Recolección de Muestras de Sangre

Imagen de Freepik

La recolección de muestras de sangre es una parte fundamental en el diagnóstico y tratamiento médico. Los avances en la tecnología médica han llevado a la creación de diversos tipos de tubos de recolección, cada uno diseñado para cumplir con un propósito específico. En este artículo, exploraremos los diferentes tipos de tubos utilizados para la recolección de muestras de sangre y su importancia en el campo de la medicina.

1. Tubos con Anticoagulantes

Estos tubos contienen anticoagulantes que evitan que la sangre se coagule, lo que permite la obtención de muestras líquidas. Algunos ejemplos de anticoagulantes comunes son el citrato de sodio, el EDTA y el heparina. Los tubos con anticoagulantes son esenciales para pruebas que requieren sangre no coagulada, como la hematología y la bioquímica.

2. Tubos con Gel Separador

Estos tubos contienen un gel en la parte inferior que se separa de la sangre después de centrifugarla. Esto permite la obtención de suero o plasma, que se utiliza en pruebas como la medición de lípidos y química clínica. El gel actúa como una barrera física entre los componentes celulares y el suero o plasma, evitando la contaminación cruzada.

3. Tubos para Pruebas Específicas

Existen tubos diseñados para pruebas específicas, como los tubos para determinación de glucosa, que contienen un conservante que evita la degradación de la glucosa en la sangre. Otros tubos pueden contener reactivos específicos para pruebas como la determinación de gases en sangre arterial.

4. Tubos para Coagulación

Estos tubos contienen anticoagulantes específicos para pruebas de coagulación, como el tiempo de protrombina (TP) y el tiempo de tromboplastina parcial activado (TTPa). Los anticoagulantes en estos tubos aseguran que la sangre mantenga su capacidad de coagulación durante las pruebas.

5. Tubos de Serología

Estos tubos se utilizan para pruebas serológicas, como la detección de anticuerpos en la sangre. Pueden contener geles o sustancias específicas para separar los componentes de la sangre y permitir la obtención de suero libre de células.

La recolección de muestras de sangre es un proceso crítico en el ámbito médico, y los diferentes tipos de tubos de recolección juegan un papel fundamental en la obtención de resultados precisos y confiables. Cada tipo de tubo está diseñado para satisfacer necesidades específicas, ya sea para pruebas de coagulación, bioquímica o serología. La elección adecuada del tipo de tubo garantiza la calidad de las muestras y, en última instancia, contribuye a un diagnóstico y tratamiento efectivos para los pacientes. En un mundo en constante evolución de la medicina, la diversidad de tubos de recolección continúa desempeñando un papel crucial en la atención médica moderna.

Recolectores RPBI – Envasado de residuos generados

De acuerdo a la NOM-087-ECOL-SSA1-2002 se denomina “agente biológico” a cualquier organismo que sea capaz de producir enfermedad. Se consideran residuos peligrosos biológico-infecciosos a los siguientes: 

  • Sangre: la sangre y sus componentes
  • Cultivos y cepas de agentes biológico-infeccioso: cultivos producto de investigaciones y análisis, así como los utensilios desechables usados para contener, transferir o mezclar cultivos.
  • Patológicos: Tejidos, órganos o partes que se extraen en cirugía o algún otro procedimiento quirúrgico, así como muestras biológicas para análisis químico o microbiológico, excluyendo orina y excremento.
  • Residuos no anatómicos: Recipientes desechables que contengan sangre líquida, materiales de curación con algún residuo de sangre. Materiales desechables que contengan esputo, secreciones pulmonares y cualquier material usado para contener éstos, de pacientes con sospecha o diagnóstico de tuberculosis o de otra enfermedad infecciosa
  • Objetos punzocortantes: Que han estado en contacto con humanos o animales o sus muestras biológicas durante el diagnóstico y tratamiento.

Envasado de los residuos generados:

  • Bolsas de plásticos rojas RPBI: Materiales de curación empapados en sangre o líquidos corporales, materiales desechables que contengan secreciones pulmonares de pacientes sospechosos de tuberculosis, materiales desechables usados para el cultivo de agentes infecciosos.
  • Recipientes rígidos de polipropileno rojo: Objetos punzocortantes como agujas de jeringas desechables, agujas de suturas, bisturís, etc.
  • Bolsas de plásticos amarillas RPBI: Placentas, partes de tejido humano, partes del cuerpo.
  • Recipientes herméticos rojos: Sangre líquida y sus derivados (excepto sangre seca), fluidos corporales.
  • Recipientes herméticos amarillos: Muestras para análisis de laboratorio excluyendo orina o excremento.

Es importante que el área de almacenamiento esté claramente señalizada y los contenedores claramente identificados según el tipo de residuo que contenga. De acuerdo con la norma el tiempo máximo de almacenamiento en un hospital con más de 60 camas es de 7 días.

¿Qué sucede cuando donamos sangre?

Las donaciones de sangre contribuyen a la mejora de salud y a salvar vidas. Existe una necesidad constante de donación de sangre, ya que la sangre no puede conservarse por mucho tiempo.

Del total de nuestra sangre, 55% es conformada por plasma (agua, sales y proteínas) y 45% de glóbulos rojos, blancos y plaquetas. La producción de nuevas células de sangre está a cargo de la médula ósea. Se generan de dos a tres millones de glóbulos rojos por segundo.

Al donar sangre sólo se extraen 455 mililitros, es decir, el 10% de la sangre que tenemos. El plasma lo recupera nuestro organismo durante las siguientes 72 horas, pero las células sanguíneas requieren entre cuatro a ocho semanas en recuperarse. Los glóbulos rojos contienen hierro y al donar sangre perdemos casi un cuarto de gramo de hierro, por lo que es normal sentirnos cansados después de una donación.

La donación de sangre no causa ninguna afectación a nuestro cuerpo, al contrario, agiliza la fluidez de la sangre y evita que ésta se vuelva densa.

La Organización Mundial de la Salud designó el 14 de junio como el “Día internacional del donante de sangre”. La sangre no puede producirse artificialmente, por lo que la donación de sangre puede ayudar a que otras personas recuperen su salud.

Anemia, ¿Qué es y cómo tratarla?

La anemia es una enfermedad causada por insuficiencia de células rojas o falta de hemoglobina en la sangre, lo cual provoca una reducción de oxígeno en las células y evitando el buen funcionamiento de las mismas.

Sólo se detecta la enfermedad por medio de un estudio de sangre, pero hay algunos síntomas que se pueden considerar para tomar medidas y estar consciente de nuestro estado de salud, como lo son:

  • Piel amarilla
  • Edemas
  • Indigestión
  • Moretones en la piel
  • Depresión
  • Mareos
  • Palpitaciones débiles
  • Entumecimientos de pies
  • Falta de energía y de apetito
  • Estreñimiento
  • Reducción de fuerza muscular

Te recomendamos algunos alimentos que mejoran la absorción de hierro para que los incluyas en tu dieta: Anis, comino, menta, perejil, canela, tomillo, entre otros. Además, algunos otros alimentos contienen gran cantidad de hierro que serían ideales, como lo son: Frijoles, lentejas, garbanzos, almendras, nuez de la india, avellanas, etc.

Por otro lado, el consumo de cafeína, alimentos altamente procesados, cerveza, dulces, refrescos, antiácidos, y antibióticos, pueden interferir en la absorción de hierro y es recomendable evitarlos.