Navegando la Realidad de la Esclerosis Múltiple: Comprendiendo sus Efectos Secundarios a Pesar del Tratamiento

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La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad crónica del sistema nervioso central que puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de quienes la padecen. Aunque el tratamiento puede ayudar a controlar los síntomas y reducir el avance de la enfermedad, algunos efectos secundarios pueden persistir. En este artículo, exploraremos la esclerosis múltiple y sus efectos secundarios en el cuerpo, incluso cuando se está bajo tratamiento.

La Esclerosis Múltiple en Resumen

La esclerosis múltiple es una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunológico ataca la mielina, una sustancia que rodea y protege las fibras nerviosas en el cerebro y la médula espinal. Esto puede causar una variedad de síntomas, como fatiga, dificultades en la movilidad, problemas de visión, dolor y cambios en la función cognitiva.

Efectos Secundarios Persistentes

A pesar de los avances en el tratamiento de la esclerosis múltiple, es importante reconocer que algunos efectos secundarios pueden persistir o empeorar con el tiempo:

  1. Fatiga: La fatiga es uno de los síntomas más comunes y debilitantes de la EM. Aunque el tratamiento puede ayudar a manejarla, algunos pacientes aún pueden experimentar fatiga intensa que afecta sus actividades diarias.
  2. Dificultades Cognitivas: La EM puede afectar la memoria, la concentración y otras funciones cognitivas. A pesar del tratamiento, algunos pacientes pueden continuar experimentando dificultades cognitivas que influyen en su trabajo y relaciones.
  3. Depresión y Ansiedad: La EM puede tener un impacto emocional significativo. Aunque el tratamiento puede ayudar a manejar la depresión y la ansiedad, es importante abordar estos aspectos de manera integral para mejorar la calidad de vida.
  4. Problemas de Movilidad: A pesar del tratamiento, algunas personas con EM pueden experimentar problemas de movilidad y debilidad muscular, lo que puede afectar su capacidad para caminar y realizar actividades físicas.
  5. Dolor: El dolor, incluido el dolor neuropático, es común en la EM. Aunque el tratamiento puede reducir el dolor en algunos pacientes, en otros puede persistir y afectar su bienestar general.

Enfoque Integral de Tratamiento

Aunque la esclerosis múltiple puede presentar desafíos persistentes, un enfoque integral de tratamiento puede marcar la diferencia en la calidad de vida de los pacientes. Además de la medicación, es importante considerar:

  • Terapia Física y Ocupacional: La terapia puede ayudar a mejorar la movilidad, la coordinación y la fuerza muscular.
  • Terapia Cognitiva: La terapia cognitiva puede abordar las dificultades cognitivas y ayudar a desarrollar estrategias para enfrentar los desafíos diarios.
  • Apoyo Psicológico: La terapia y el apoyo psicológico pueden ayudar a manejar la depresión, la ansiedad y el estrés asociados con la EM.
  • Estilo de Vida Saludable: Mantener una dieta equilibrada, hacer ejercicio regularmente y manejar el estrés son componentes importantes del manejo de la EM.

Conclusión

La esclerosis múltiple es una enfermedad compleja que puede tener efectos secundarios persistentes en el cuerpo a pesar del tratamiento. Si bien no existe una cura definitiva, un enfoque integral de tratamiento que incluye medicación, terapia y cambios en el estilo de vida puede ayudar a mejorar la calidad de vida y minimizar los efectos secundarios. Es fundamental trabajar en colaboración con profesionales de la salud y adoptar un enfoque proactivo para enfrentar los desafíos que la EM presenta.

Deficiencia de hierro en el cuerpo

El hierro es un mineral que se encuentra en el cuerpo, y muy importante ya que es necesario y vital para producir hemoglobina y mioglobina. La hemoglobina es una proteína que se encuentra en los glóbulos rojos, y la mioglobina en los músculos. Ambas proteínas transportan el oxígeno necesario para nuestro cuerpo.

Cuando hay una deficiencia de hierro se presentan los siguientes síntomas:

  • Fatiga
  • Dolor muscular
  • Mareos y falta de aliento
  • Apatía
  • Indigestión y estreñimiento
  • Falta de concentración
  • Pérdida de apetito
  • Resfriados frecuentes
  • Uñas y cabellos débiles y quebradizos.

Existen algunos alimentos ricos en hierro que pueden ayudar a evitar o combatir los síntomas antes mencionados y podrían ser incluidos en nuestra dieta diaria, como: frijoles, lentejas, amaranto, nueces y almendras, algas, higos, dátiles, duraznos, jugos de vegetales, entre otros.

Además, es importante evitar alimentos altamente procesados, refrescos o gluten lo más posible para mejorar nuestra salud. Y es recomendable acudir con un médico si alguno o más de uno de los síntomas se presentan para recibir el tratamiento adecuado.